Quimica, es una ciencia necesaria

La Química ha pasado a convertirse en  una ciencia central porque se relaciona con todas las demás, que en mayor o menor medida precisan de ella en sus investigaciones y nuevos hallazgos, actuando como pivote entre otras disciplinas científicas, pues interacciona con la Biología para la resolución de los problemas asociados a la vida y […]

La Química ha pasado a convertirse en  una ciencia central porque se relaciona con todas las demás, que en mayor o menor medida precisan de ella en sus investigaciones y nuevos hallazgos, actuando como pivote entre otras disciplinas científicas, pues interacciona con la Biología para la resolución de los problemas asociados a la vida y se alía con la Física en el estudio de nuevos materiales y de las partículas elementales y la cosmología.

La industria y la investigación químicas han sido decisivas en los dos últimos siglos para incrementar el bienestar de los pueblos. Basta pensar en la vida cotidiana: las fibras que nos visten y nos comunican, los medicamentos que han aumentado las expectativas de vida  y mitigado las dolencias de las enfermedades, los fertilizantes que han multiplicado las cosechas y colaborado junto a la mejora de los nutrientes a una alimentación de más calidad, los catalizadores, plásticos, cristales líquidos y la amplia gama de subproductos del petróleo.

Se ha tenido que pagar en ocasiones el precio de residuos nocivos de determinados procesos químicos que afectan negativamente  al medio ambiente. Sin embargo,  las soluciones  a estos problemas, casi siempre vienen de la mano de la Química, aunque hay que seguir progresando en el tratamiento y eliminación de contaminantes.

A partir del nacimiento de la Química moderna se han producido millones de moléculas diferentes, pero sólo una selecta minoría desempeña un papel relevante en nuestra vida. Actualmente los científicos pueden tener una visión directa de su geometría,  lo que ha permitido  explicar el comportamiento de la materia. Escribe el profesor de Oxford Peter Atkins, en su libro Molécules au quotidien: “Mientras usted descansa en una habitación es bombardeado por una flota continua de moléculas. Cuando admira los colores de una orquídea o los detalles de un paisaje, disfruta de las moléculas que los componen y al saborear un alimento o una bebida se deleita con  ellas. Estamos constituidos de moléculas”.

Los sectores industriales químicos protagonizaron un extraordinario  despegue en la segunda mitad del siglo XX con la automatización y por el auge de nuevas materias primas, especialmente el petróleo, el gas natural y sus derivados, pero también por la alta purificación de los gases y el elevado grado de desarrollo de las fábricas de colorantes y de materiales plásticos diversos. Estos y otros factores han contribuido a que la Química  industrial  juegue un papel  estratégico en las sociedades del siglo XXI y sea un indicador del potencial de las naciones.

La celeridad con que se producen los cambios en nuestra época no permite realizar predicciones infalibles sobre lo que nos espera. Pero señalamos algunas puertas abiertas: la Química está llamada a tener a corto y medio plazo un fuerte protagonismo en el campo de la Nanociencia y sus aplicaciones para métodos de análisis clínicos, detección, diagnóstico y curación de enfermedades así como en la búsqueda de formas universales de abordar el cambio climático. Ya se dan las condiciones para producir catalizadores tan eficaces como  nos los ofrece la naturaleza.

La habilidad de los químicos ha servido para crear moléculas que generan agradables sensaciones, pero también pueden usarse para engañar al cerebro en la apreciación de  estímulos excitantes y devastadores con derivados psicotrópicos de la coca y el opio, que hay que contemplar con inquietante preocupación.

En  comunicación con la biología, una de las metas es crear prototipos simuladores del funcionamiento celular y otro objetivo lograr la fotosíntesis más allá de las plantas. Se trabaja en  la mejora y abaratamiento de métodos de potabilidad de aguas y en un mayor conocimiento de los alimentos así como en el entendimiento del origen de la vida.

También la investigación de novedosos y más eficientes recursos  energéticos, reemplazando sin costes para el entorno los productos de las petroquímicas,  es una tarea que ya se ha iniciado. Conocer mejor a nivel molecular las enfermedades y  los sistemas enzimáticos implicados en aras a la consecución de fármacos menos agresivos, la  preparación e introducción en el mercado de renovados materiales para la medicina regenerativa, la biónica y otros como el grafeno para la microelectrónica, son algunos  desafíos.

Se pretende concienciar a la opinión pública de las aportaciones de esa ciencia al bienestar de la humanidad

Interdisciplinarmente, con transparencia y haciendo especial hincapié en procesos óptimos desde el punto de vista medioambiental, podremos encontrarnos ante un futuro más equilibrado y sostenible.

La Asamblea General de Naciones Unidas proclamó 2011 Año Internacional de la Química, coincidiendo con el centenario de la concesión del segundo Premio Nobel a Marie Curie por el descubrimiento del radio y la determinación de su masa atómica. Se pretende concienciar a la opinión pública  de las aportaciones de esa ciencia al bienestar de la humanidad, haciendo énfasis en la importancia de la educación en química. Es una oportunidad para reforzar positivamente el imaginario colectivo de la Ciencia Química y potenciar su enseñanza y divulgación.

Vía: revistalaocaloca.com