Celdas solares organicas


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Investigadores de la Facultad de Química de UTEP tendrán la oportunidad de innovar y crear nuevos compuestos que pudieran ser utilizados en un proyecto sin precedentes para producir celdas solares orgánicas. El estudio será posible gracias a un financiamiento de casi medio millón de dólares –con cobertura de tres años– otorgado por la Fundación Nacional […]

Investigadores de la Facultad de Química de UTEP tendrán la oportunidad de innovar y crear nuevos compuestos que pudieran ser utilizados en un proyecto sin precedentes para producir celdas solares orgánicas.

El estudio será posible gracias a un financiamiento de casi medio millón de dólares –con cobertura de tres años– otorgado por la Fundación Nacional de Ciencias (NSF, por sus siglas en inglés), indicaron directivos del campus.

El jefe del equipo, el doctor Luis Echegoyen, dijo estar ante una iniciativa revolucionadora ya que estos compuestos, desde el punto de vista estructural, no han logrado producirse hasta ahora.

Y precisamente, la subvención de 450 mil dólares, apoyará la continuidad de un estudio iniciado hace ya 20 años por el propio Echegoyen, mismo que busca crear compuestos químicos que podrían ser utilizados en una investigación pionera de celdas solares orgánicas, explicó el científico.

Según el investigador, su equipo de trabajo, compuesto por alumnos y auxiliares, pretenden utilizar las moléculas de fullereno, compuesto químico descubierto en 1985, que tiene grandes propiedades en la conducción de energía.

La idea es incrustar este componente en celdas delgadas de plástico flexible y lograr que produzcan energía eléctrica sostenible a partir de los rayos del sol.

Los fullerenos son la tercera forma más estable del carbono, tras el diamante y el grafito.

Son notorios entre los químicos tanto por su belleza estructural como su versatilidad. Se consideran superconductores de altas temperaturas. Es por ello que se les confiere gran utilidad en la confección de dispositivos de conversión de energía solar, conectores en microelectrónica, lubricantes, entre otros.

Recientemente el Instituto Nacional de Salud le otorgó una partida por 2.2 millones de dólares para buscar cómo combatir el parásito Giardia Lamblia, que provoca desórdenes estomacales a millones de personas en el planeta.

El Instituto Nacional de Salud también le concedió a UTEP un fondo de 400 mil dólares para continuar con el avance de una iniciativa que pretende bloquear la infección del VIH (virus de inmunodeficiencia humana), ligado el SIDA.

De igual forma, la Comisión de Calidad Ambiental de Texas, presupuestó 404 mil dólares para calificar y cuantificar la calidad del Ozono malo. En todos estos proyectos participan, doctores, científicos, estudiantes de postgrado y regulares.

Vía: diario.com.mx