El yacimiento de crudo shale más grande del mundo (I Parte)

Yacimientos Shale

Desde 2008, 14 empresas estadounidenses han inundado de inversiones el sur texano, peleando palmo a palmo por extraer todo el petróleo y gas shale posible en sus confines. Miles de trabajadores que laboraban en el Medio Oriente o en África han regresado a Estados Unidos y se han mudado a la zona, donde 116 mil empleos fueron creados en los últimos tres años.

Eagle Ford; el yacimiento de crudo shale más grande del mundo, a solo 1 hora de Tamaulipas.

Hoy este pueblo es Dubai. Una historia que da un atisbo a lo que podría suceder en México tras la apertura de la reforma energética: es el corazón del renacimiento petrolero de Estados Unidos y una multitud de nuevos negocios, malls, hoteles y restaurantes han comenzado a ser construidos en su periferia, donde ya hay una escasez de vivienda. Luego de ser uno de los condados más pobres del país, Karnes tiene ahora un ingreso per cápita equivalente al de Israel, un cambio de fortuna dramático que su nuevo apodo ilustra a la perfección: Saudi-América.

COTIZAR PRODUCTOS QUÍMICOS

Karnes y la zona circundante son hogar del yacimiento de petróleo shale o no convencional más grande del mundo, el Eagle Ford o Vado de Águila, una formación geológica que se extiende desde el sur de Dallas hasta muy adentro al norte de México y que tiene a la industria energética estadounidense viviendo una fiesta sin precedentes (y haciendo cálculos sobre qué tanto crudo podría haber en territorio de Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León).

Presupuesto histórico para el condado gracias al petróleo.
Lo que los clasificados insinúan y los números confirman es que la revolución energética de Estados Unidos tiene una capital aquí, a tiro de piedra del río Bravo, a la mitad del desierto, en un oasis artificial al que miles de millones de dólares han fluido a alta velocidad tras perfeccionarse las técnicas de explotación de perforación horizontal y fractura hidráulica.

Eagle Ford atrajo 30 mil millones de dólares en inversiones el año pasado, aseguró a MILENIO David Porter, comisionado de Ferrocarriles de Texas, entidad gubernamental encargada de la regulación energética en el vecino estado del norte. El equivalente a casi 90 millones de dólares diarios. O tres millones de dólares cada hora. O para ponerlo en contexto: toda la inversión extranjera recibida por México en 2013 o el presupuesto entero de Petróleos Mexicanos (Pemex) para 2014.

Desde 2008, 14 empresas estadounidenses han inundado de inversiones el sur texano, peleando palmo a palmo por extraer todo el petróleo y gas shale posible en sus confines. Miles de trabajadores que laboraban en el Medio Oriente o en África han regresado a Estados Unidos y se han mudado a la zona, donde 116 mil empleos fueron creados en los últimos tres años.

Los salarios son irreales: 250 mil dólares al año para un geólogo y 184 mil para un geofísico. 91 mil para un técnico. Hay conductores de camión, simples choferes, a los que se les está pagando hasta 150 mil al año, de acuerdo con la Comisión de Ferrocarriles. Es una jauja que se extiende a otras áreas. “Hay quienes hablan de que a un mesero le están pagando 300 dólares a la semana”, confió un político texano.

La fiesta va a toda velocidad. Tan rápido como pueden ser construidas, nuevas torres de extracción han comenzado a brotar en el horizonte, en donde por las noches las llamaradas de gas natural son tan intensas que iluminan varios kilómetros a la redonda. A última cuenta, a mediados de 2013, había ya más de 2 mil pozos de crudo y gas en Eagle Ford, casi una tercera parte de todos los que Pemex opera en México.

Pero Saudi-América no solo está cambiando las reglas del juego interno en EU. Puede ser la base de operaciones desde la que el capital texano se lance a la conquista del mercado de producción en México, tras la reforma energética.

“El estado de Texas y México tienen mucha cooperación económica desde el punto de vista de exportación e importación de materias primas. Ciertamente desde un punto de vista logístico, esta región en Texas está lista para ser un hub para actividad de perforación en México (después de la reforma)”, dijo a MILENIO Omar García, presidente de la Mesa Redonda Económica y Energética del Sur de Texas (STEER), una organización que representa a compañías petroleras de mediano y gran tamaño.

Las empresas petroleras texanas saben hacer negocios en cualquier parte del mundo. Pero en el caso de México, la cosa es tan sencilla como “cruzar un río”, agregó. El sur de Texas está posicionado para encargarse de parte de la perforación y producción en México, si es que llega a darse. –> (Continúa)…

Fuente: Milenio | Víctor Hugo Michel

II Parte.
La más grande zona de producción de petroleo del mundo; Eagle Ford.

III Parte.
Veta multimillonaria cerca del Río Bravo.

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Gloria Calcaneo

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